Coloca las almendras en un recipiente hondo y cúbrelas con bastante agua. Debes asegurarte que el agua sea suficiente, ya que las almendras se hincharán. Déjalas en remojo toda la noche.
Al día siguiente, lava bien las almendras, escúrrelas y ponlas en la licuadora.
Agrega las tres tazas de agua y procesa todo muy bien hasta que las almendras se hayan hecho polvo.
Cuela el líquido para separar la leche de los restos de almendras y colócala en un frasco de cristal, agrega la vainilla para darle mejor sabor.
Luego añade la varita de canela para que se conserve mejor. Sirve la leche de almendras casera.